Síndrome del Túnel del carpo en fisioterapia: “Fisiopatología”

Etiología

La etiología del STC aún no se entiende completamente, pero se reconoce que puede ser idiopática o resultar de múltiples factores de riesgo. Según clasificaciones como las de Moutasem S. Aboonq y Chammas et al., el STC puede dividirse en idiopático, cuando no se identifica una causa específica, y secundario, asociado a factores extrínsecos, intrínsecos y neuropáticos. Factores como la genética, las características antropométricas, las condiciones laborales, el embarazo, la menopausia, la obesidad, enfermedades sistémicas como la insuficiencia renal, hipotiroidismo, diabetes, y la exposición a toxinas, han sido vinculados con un mayor riesgo de desarrollar STC.

Fisiopatología

La compresión del nervio mediano en el túnel del carpo es el núcleo de la patología, implicando mecanismos como el aumento de la presión dentro del túnel, daño a la microcirculación nerviosa, cambios en el tejido conectivo y la hipertrofia del tejido sinovial. La diabetes, por ejemplo, agrava la situación al causar deterioro interno del nervio debido a la hiperglucemia y la deficiencia de factores neurotróficos. Estos mecanismos contribuyen a los síntomas característicos del STC, como el dolor, la pérdida de sensibilidad y la disfunción motora de la mano.

La fisiopatología del síndrome del túnel del carpo (STC) es compleja y multifacética, involucrando una serie de mecanismos que contribuyen al desarrollo y la persistencia de la condición. La interacción entre estos mecanismos subraya la naturaleza dinámica de la patología, haciendo que el manejo del STC requiera una comprensión detallada de sus causas subyacentes.

Aumento de la Presión y Edema

El aumento de la presión dentro del túnel del carpo es un factor clave en el desarrollo del STC. Este aumento de presión puede ser exacerbado por la permeabilidad vascular, que facilita la acumulación de edema. El edema contribuye a la hipoxia del tejido nervioso al comprometer la función capilar, iniciando un ciclo de deterioro que afecta directamente la salud del nervio mediano.

Lesiones en la Microcirculación y Mecánica del Tejido Nervioso

Las alteraciones en la microcirculación nerviosa tienen impactos significativos en la mecánica del tejido conectivo nervioso. Estos cambios pueden limitar el deslizamiento nervioso, aumentando la irritación del nervio y promoviendo la producción de edema. Este círculo vicioso de irritación y edema perpetúa el atrapamiento y la compresión del nervio mediano.

Hipertrofia del Tejido Sinovial

Aunque menos comprendido, el papel de la hipertrofia del tejido sinovial en el STC es reconocido como un contribuyente indirecto importante. La inflamación del tejido sinovial, evidenciada por la presencia de marcadores pro-inflamatorios como las prostaglandinas, puede llevar a la formación de tejido cicatricial alrededor del nervio. Esto resulta en una movilidad reducida del nervio y un aumento de las fuerzas de compresión, agravando la patología.

Interacción de Mecanismos y Sintomatología Variable

Estos mecanismos no ocurren de forma aislada; interactúan entre sí para facilitar el desarrollo y mantenimiento del STC. Los cambios inducidos por las fuerzas compresivas y de tracción, como la isquemia, obstrucción del flujo nervioso, formación de edema y posible lesión nerviosa, son centrales para entender la progresión de la enfermedad. Además, es crucial reconocer que el STC no siempre se manifiesta con sintomatología clara; algunos pacientes pueden presentar cambios fisiopatológicos característicos sin sintomatología evidente.

La relación entre el trabajo, la ocupación y el desarrollo del síndrome del túnel del carpo (STC) ha sido un tema de debate durante años. Aunque ciertos trabajos que implican movimientos repetitivos o posturas prolongadas de la muñeca parecen lógicamente vinculados al aumento de riesgo de STC, la evidencia científica sobre este vínculo es mixta y en algunos casos contradictoria.

Evidencia sobre el Trabajo y el STC

  • Profesiones Específicas: Existe alguna evidencia que sugiere un vínculo entre ciertas profesiones y el desarrollo del STC, particularmente aquellas que involucran esfuerzos repetitivos o posturas forzadas de la muñeca.
  • Trabajo con Teclado: Contrario a la creencia popular, no hay evidencia consistente que demuestre que el trabajo en teclado por sí solo sea un factor de riesgo significativo para el desarrollo del STC.
  • Posición Mantenida de la Muñeca: La evidencia sobre si la posición mantenida de la muñeca conduce al STC es contradictoria, lo que dificulta establecer una relación causal directa.
  • Factores de Riesgo Laborales: Trabajos que implican movimientos repetitivos, fuerza manual y exposición a vibraciones se han asociado más consistentemente con un riesgo aumentado de desarrollar STC.

La complejidad y variabilidad de la evidencia sugieren que, aunque ciertos aspectos laborales pueden contribuir al desarrollo del STC, es probable que la etiología sea multifactorial, y que factores individuales jueguen un papel importante.

Características Clínicas y Diagnóstico del STC

El diagnóstico del STC se basa en una combinación de la historia clínica detallada y la exclusión de otras causas potenciales de los síntomas. Entre las características clínicas más comunes se incluyen:

  • Parestesias y disestesias nocturnas.
  • Pérdida de sensibilidad y, ocasionalmente, atrofia del músculo tenar.
  • Presencia de dolor en aproximadamente el 53% de los casos.
  • Síntomas que no siempre se limitan a la distribución del nervio mediano.

Además, herramientas de diagnóstico como el test de Phalen, el signo de Tinel, y pruebas de compresión carpiana, entre otros, pueden ayudar a confirmar el diagnóstico, aunque su sensibilidad y especificidad varían.

Importancia de la Evaluación Combinada

Dado que no existe una única prueba diagnóstica definitiva para el STC, la combinación de pruebas ortopédicas, junto con la historia clínica y, en algunos casos, estudios de conducción nerviosa, ofrece la mejor aproximación para un diagnóstico preciso. Los cuestionarios como el Boston Carpal Tunnel Questionnaire y el DASH también son útiles para evaluar la severidad de los síntomas y el impacto funcional del STC en la vida del paciente.

Diferenciación de Diagnósticos

Es crucial diferenciar el STC de otras condiciones que pueden presentar síntomas similares, como la radiculopatía cervical, para asegurar un manejo y tratamiento adecuados. La comprensión detallada de la etiología, los factores de riesgo, y las manifestaciones clínicas del STC es esencial para proporcionar una atención óptima a los pacientes afectados.

El tratamiento del síndrome del túnel del carpo (STC) abarca un espectro que va desde intervenciones conservadoras, como la fisioterapia, hasta la cirugía en casos más severos o resistentes a otros tratamientos. Aunque la cirugía puede ofrecer una solución a largo plazo para el STC, con buenos resultados en muchos pacientes, también conlleva riesgos de complicaciones, como daño al nervio mediano y tejidos circundantes. Por ello, es crucial considerar las opciones conservadoras, especialmente en casos leves a moderados de STC.

Tratamientos Conservadores en Fisioterapia

La fisioterapia juega un papel fundamental en el manejo del STC, particularmente en etapas tempranas o en casos de severidad leve a moderada. Las intervenciones comúnmente recomendadas incluyen:

  1. Ortesis: Su uso durante la noche puede prevenir posiciones perjudiciales de la muñeca y reducir los síntomas. Aunque las ortesis son efectivas en comparación con la ausencia de tratamiento, no necesariamente superan a otras intervenciones. Deben considerarse como un complemento a un plan de tratamiento más amplio, no como la única intervención.
  2. Agentes Físicos: La aplicación de calor puede ofrecer alivio sintomático a corto plazo. La evidencia sobre el láser terapéutico, el ultrasonido y la iontoforesis es limitada o contradictoria, lo que dificulta recomendar estos tratamientos como efectivos para el STC. La aplicación de estos agentes debe evaluarse caso por caso, considerando la evidencia disponible y las preferencias del paciente.
  3. Terapia Manual: Las técnicas neurodinámicas y otras formas de terapia manual en las cervicales y extremidades superiores pueden ofrecer alivio sintomático a corto plazo en casos leves o moderados de STC. La evidencia sobre su efectividad es mixta, y se sugiere su uso como parte de un enfoque terapéutico integral.
  4. Ejercicio Terapéutico: Aunque la evidencia específica es limitada a estiramientos de los lumbricales, el ejercicio terapéutico en general recibe apoyo en la literatura. La extrapolación de los beneficios del ejercicio en otras condiciones sugiere que puede tener un papel en la mejora de la funcionalidad y en la modulación del dolor. La implementación de programas de ejercicio adaptados a cada paciente es recomendada.

Cirugía

La cirugía se reserva para casos donde las intervenciones conservadoras no han ofrecido alivio suficiente o en situaciones de STC severo, particularmente cuando hay atrofia del músculo tenar. Aunque efectiva, la decisión de proceder con la cirugía debe considerar los riesgos potenciales y discutirse detenidamente con el paciente.

Enfoque Multidisciplinario

El manejo óptimo del STC a menudo requiere un enfoque multidisciplinario que puede incluir fisioterapia, cambios en las actividades diarias o laborales, y en algunos casos, cirugía. La selección del tratamiento debe ser personalizada, considerando la severidad de la patología, las actividades del paciente, y sus expectativas y preferencias.

El manejo del STC debe ser dinámico, con una evaluación continua de la respuesta al tratamiento y la disposición para ajustar el enfoque según sea necesario. La educación del paciente sobre la condición y las estrategias de autocuidado es también un componente crucial del tratamiento

La selección de intervenciones para el tratamiento del síndrome del túnel del carpo (STC) debe basarse en la mejor evidencia disponible, considerando tanto la efectividad como los posibles riesgos de cada tratamiento. Algunas intervenciones, a pesar de su popularidad en ciertos círculos de la fisioterapia, no cuentan con el respaldo suficiente de la evidencia científica para ser recomendadas como tratamientos de primera línea para el STC. Entre estas se encuentran:

  • Laserterapia: A pesar de su uso en diversas condiciones, la laserterapia no ha demostrado ser superior al placebo en el tratamiento del STC en ensayos clínicos de alta calidad.
  • Ultrasonido: Similar a la laserterapia, el ultrasonido no ha mostrado una eficacia consistente superior al placebo en el manejo del STC, limitando su recomendación.
  • Iontoforesis: Aunque algunos estudios preliminares sugieren beneficios a corto plazo, la falta de estudios controlados de alta calidad dificulta su recomendación.
  • Magnetoterapia: La evidencia sobre la efectividad de la magnetoterapia en el tratamiento del STC es insuficiente, y su uso no se recomienda basado en la evidencia actual.

Es crucial subrayar que, aunque estas intervenciones no sean recomendadas como tratamientos primarios basados en la evidencia actual, esto no significa que no puedan tener un lugar en el arsenal terapéutico del fisioterapeuta, especialmente cuando se consideran como tratamientos complementarios dentro de un plan de manejo más amplio y personalizado. La decisión de utilizar estas intervenciones debe tomarse en el contexto de una evaluación completa del paciente, sus preferencias, y la respuesta a tratamientos previos.

Importancia de la Reevaluación

La reevaluación continua del paciente es fundamental para asegurar que el tratamiento esté proporcionando los beneficios esperados. Si un paciente no muestra mejoría, o incluso empeora, tras un periodo adecuado de tratamiento conservador, es esencial reconsiderar el plan de tratamiento. Esto puede implicar ajustar las intervenciones actuales o, en casos donde no se observa una respuesta favorable, considerar la derivación a un médico para reevaluar el diagnóstico y las opciones de tratamiento, incluida la posibilidad de cirugía.

Conclusión

La gestión efectiva del STC requiere un enfoque basado en la evidencia, personalizado según las necesidades y respuestas del paciente. La selección de intervenciones debe estar guiada por la mejor evidencia disponible, con una disposición a adaptar el tratamiento según la evolución del paciente. La comunicación abierta con los pacientes sobre las opciones de tratamiento, los beneficios esperados y los posibles riesgos es esencial para lograr los mejores resultados posibles

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